Fan Fangoria
Se podría decir que este fin de semana han terminado oficialmente mis vacaciones de verano porque he gastado, en Logroño, los tres días que me quedaban de los 22 laborables que en mi santa casa laboral me dan cada temporada estival. Y en Logroño, como cada septiembre, se están celebrando los sanmateos, vamos, la fiesta de la ciudad. Y como cada año se han celebrado los habituales conciertos grauitos en la Plaza del Ayuntamiento.
Jorge Drexler, Jarabe de Palo, Bustamante (con lanzamiento e impacto de huevo incluido, sí, fue en Logroño aunque en Aquí hay tomate se empeñaran en decir que era Oviedo) y Fangoria. Y a este último fui. La desconexión social que tengo en mi ciudad es tal que acudí al concierto solo, la primera vez en mi vida que hago algo así y la verdad es que me lo pasé genial, yo ahí a mi p. bola bailando y cantando casi todas las canciones.
Y a lo que iba, que el concierto de Fangoria me gustó enormemente, aunque hubo un par de detalles que me sacaban de la concentración (pandillas aparte de manolos y demás fauna etílica de las fiestas). Por un lado uno espera que Alaska conozca al dedillo todas y cada una de las letras de sus canciones pero no, la chica no es que fallara, no es que se retrasara o confundiera de letra sino que disponía, a modo de telepromter picapiedra, de un cancionero en el suelo del escenario del que iba pasando las hojas a medida que avanzaba el concierto.
Sí, amigos, entendiendo por cancionero el típico de cualquier campamento o pueblo de verano, un cuaderno de esos compuesto por fundas transparentes de plástico en las que se insertan las hojas. Claro que en este, en vez de canciones como Killing mi softly..., La chica de ayer o clásicos del estilo de los cancioneros, aparecían las letras de Retorciendo Palabras o La mano en el fuego ( mi tímida soledad no me permitió seguir la coreografía como me hubiera gustado y propinarme los pertinentes cachetes en el culo cada vez que en la canción suenan las dos palmadas).
Pues eso, que después de ver su cancionero pues ya como que no te creías algunos de sus gestos, como cuando según lo que dijera la letra, Alaska se apoyaba en el pie de micro mirando apesadumbrada al suelo, claro, picarona, echando una ojeada a la siguiente estrofa. Así cualquiera.
Y segundo, de lo que me sorprendió del concierto (insisto, me lo pasé genial) fue la figura de lo que no sé si denominarlo como "negro musical". Como podéis apreciar en la captura de vídeo que ilustra el artículo (que ciertamente parece una psicoimagen más que un fotograma del Canal Cuatro-Popular TV de Logroño) había un ser, un señor con pinta de osete malote aunque morbosín, que en la parte trasera del escenario cantaba las canciones al únisono con la señora Gara.
En el escenario estaban: Alaska, a los lados dos tíos con bajo y guitarra, detrás, elevados sobre el resto, el batería y Nacho Canut con sus aparatos electrónicos con los que metía bases musicales y samplers tipo: this beat is technotronic, lo juro. Y lo dicho, en el mismo escenario, unos metros detras de Alaska, simplemente con un pie de micro y su consiguiente micro, un tipo anónimo (porque la orquesta que acompañaba al dúo Fangoria no fue presentada) cantaba junto a Olvido La Letra Gara, exactamente lo mismo, vamos, haciendo una voz paralela que supongo será como el airbag de una voz no demasiado privilegiada como es el de esta gran mujer. Pues eso, como los negros de los escritores pero en este caso de los cantantes y sin tapujos.
Y mención aparte merecen las dos drags que bailoteaban desgarradas por el escenario: Malibú y creo que Topacio. Super divertidas, muy gesticulantes con sus rostros y enseñando sin pudor unos culos que serían la envidia de más de una fémina. Me resultó curioso comprobar como más de un "manolo" piropeaba sin rubor a las bailarinas quien sabe si confundiendo su "auténtica" sexualidad.
El caso es que me lo pasé de puta madre, y pude descubrir como, por un día, el ambiente gay logroñés pareció salir del armario del que, por lo menos desde mi infantil-púbere mirada atravesé mi adolescencia en esta capital de provincia. Eso sí, no sé si serían autóctonos o importados de regiones limítrofes porque los fans de Fangoria somos universales.
Besotes mil
P.D. Sí, lo sé, me enrollo como las persianas pero es que estos días me estoy leyendo el libro de Noah Gordon, "El médico" y si ese hombre es capaz de llenar páginas y páginas con un chaval intentando hacer malabares con cinco pelotas yo soy capaz de llenar varios párrafos con el concierto de una de mis pelirrojas favoritas.
Jorge Drexler, Jarabe de Palo, Bustamante (con lanzamiento e impacto de huevo incluido, sí, fue en Logroño aunque en Aquí hay tomate se empeñaran en decir que era Oviedo) y Fangoria. Y a este último fui. La desconexión social que tengo en mi ciudad es tal que acudí al concierto solo, la primera vez en mi vida que hago algo así y la verdad es que me lo pasé genial, yo ahí a mi p. bola bailando y cantando casi todas las canciones.
Y a lo que iba, que el concierto de Fangoria me gustó enormemente, aunque hubo un par de detalles que me sacaban de la concentración (pandillas aparte de manolos y demás fauna etílica de las fiestas). Por un lado uno espera que Alaska conozca al dedillo todas y cada una de las letras de sus canciones pero no, la chica no es que fallara, no es que se retrasara o confundiera de letra sino que disponía, a modo de telepromter picapiedra, de un cancionero en el suelo del escenario del que iba pasando las hojas a medida que avanzaba el concierto.
Sí, amigos, entendiendo por cancionero el típico de cualquier campamento o pueblo de verano, un cuaderno de esos compuesto por fundas transparentes de plástico en las que se insertan las hojas. Claro que en este, en vez de canciones como Killing mi softly..., La chica de ayer o clásicos del estilo de los cancioneros, aparecían las letras de Retorciendo Palabras o La mano en el fuego ( mi tímida soledad no me permitió seguir la coreografía como me hubiera gustado y propinarme los pertinentes cachetes en el culo cada vez que en la canción suenan las dos palmadas).
Pues eso, que después de ver su cancionero pues ya como que no te creías algunos de sus gestos, como cuando según lo que dijera la letra, Alaska se apoyaba en el pie de micro mirando apesadumbrada al suelo, claro, picarona, echando una ojeada a la siguiente estrofa. Así cualquiera.
Y segundo, de lo que me sorprendió del concierto (insisto, me lo pasé genial) fue la figura de lo que no sé si denominarlo como "negro musical". Como podéis apreciar en la captura de vídeo que ilustra el artículo (que ciertamente parece una psicoimagen más que un fotograma del Canal Cuatro-Popular TV de Logroño) había un ser, un señor con pinta de osete malote aunque morbosín, que en la parte trasera del escenario cantaba las canciones al únisono con la señora Gara.
En el escenario estaban: Alaska, a los lados dos tíos con bajo y guitarra, detrás, elevados sobre el resto, el batería y Nacho Canut con sus aparatos electrónicos con los que metía bases musicales y samplers tipo: this beat is technotronic, lo juro. Y lo dicho, en el mismo escenario, unos metros detras de Alaska, simplemente con un pie de micro y su consiguiente micro, un tipo anónimo (porque la orquesta que acompañaba al dúo Fangoria no fue presentada) cantaba junto a Olvido La Letra Gara, exactamente lo mismo, vamos, haciendo una voz paralela que supongo será como el airbag de una voz no demasiado privilegiada como es el de esta gran mujer. Pues eso, como los negros de los escritores pero en este caso de los cantantes y sin tapujos.
Y mención aparte merecen las dos drags que bailoteaban desgarradas por el escenario: Malibú y creo que Topacio. Super divertidas, muy gesticulantes con sus rostros y enseñando sin pudor unos culos que serían la envidia de más de una fémina. Me resultó curioso comprobar como más de un "manolo" piropeaba sin rubor a las bailarinas quien sabe si confundiendo su "auténtica" sexualidad.
El caso es que me lo pasé de puta madre, y pude descubrir como, por un día, el ambiente gay logroñés pareció salir del armario del que, por lo menos desde mi infantil-púbere mirada atravesé mi adolescencia en esta capital de provincia. Eso sí, no sé si serían autóctonos o importados de regiones limítrofes porque los fans de Fangoria somos universales.
Besotes mil
P.D. Sí, lo sé, me enrollo como las persianas pero es que estos días me estoy leyendo el libro de Noah Gordon, "El médico" y si ese hombre es capaz de llenar páginas y páginas con un chaval intentando hacer malabares con cinco pelotas yo soy capaz de llenar varios párrafos con el concierto de una de mis pelirrojas favoritas.
6 comentarios
Joserra -
Juan -
Juan -
ace76 -
Lo de los cancioneros con letra yo lo he visto en muchos conciertos, así que debe de ser bastante frecuente. Si hasta Bono se confunde con la letra de sus canciones más famosas, que yo lo he visto.
Maggie Wang Kenobi -
Y los del Tomate ya sabes que no dejarían que la realidad les estropease una noticia, y queda mucho mejor decir que fue en Oviedo, que pilla más cerca de su casita, digo yop
Er Manué -
Y si, Doña Olvido es famosos por que no se aprende las letras de sus canciones ni patrás...