Fetichista
Antes la verdad es que no les prestaba ni atención, pasaban muy desapercibidos en mi atuendo y no constituían un elemento más de mi particular consumismo vital. Pero no sé, será que los diseños se han revolucionado o que ahora me fijo más pero me estoy volviendo un fetichista-caprichoso de los zapatos, aunque mejor dicho, de las zapatillas. Pero, tranquilos, de comprarmelas, eh, de comprarmelas y luego usarlas para lo que son, para los pieses.
Mi última adquisición ha sido la que véis en la fotografía, eso sí, sin tacos futbolísticos pero es que no he encontrado la versión con suela de calle. Ahora estan nuevecitas, brillantes,... pero dentro de poco comenzarán a cobrar esa vidilla de los zapatos vividos, pero no muy vividos porque recuerdo una temporada en la que absolutamente todos los zapatos que me compraba acababan bostezando... Vamos, que se les abría una sonrisa de oreja a oreja en la suela de la que sólo me daba cuenta cuando en los días de lluvia el agua era absorbida por el agujero y pasaba a mis calcetines que slurrppppp, se la bebían toda.
Y luego, claro, llegas a casa, te quitas los calcetines y tienes el dedo gordo teñido de azul, sí, eso es matemático, aunque los calcetines sean del color que sean siempre, al llegar a casa los calcetines mojados te han teñido los dedos de azul y para quitarlo hay que frotar y frotarrr. Es como la pelusa del ombligo, que aunque te vistas con un traje de plástico, por la noche tu ombligo habrá generado una misteriosa pelusa de algodón (que generalmente también suele ser de tonos azulados).
Lo dicho, que me enrollo de mala manera, que mis nuevas zapatillas son una chuladaaa, alaaa, para que te chincheesssss.
Besotes mil
P.D.: Por cierto, me encantan las visitas que tiene mi blog, aparte de otras direcciones conocidas, me ha encantado la visita de Ernst & Young, creo que una consultora. Qué glamour, por favorrr
Mi última adquisición ha sido la que véis en la fotografía, eso sí, sin tacos futbolísticos pero es que no he encontrado la versión con suela de calle. Ahora estan nuevecitas, brillantes,... pero dentro de poco comenzarán a cobrar esa vidilla de los zapatos vividos, pero no muy vividos porque recuerdo una temporada en la que absolutamente todos los zapatos que me compraba acababan bostezando... Vamos, que se les abría una sonrisa de oreja a oreja en la suela de la que sólo me daba cuenta cuando en los días de lluvia el agua era absorbida por el agujero y pasaba a mis calcetines que slurrppppp, se la bebían toda.
Y luego, claro, llegas a casa, te quitas los calcetines y tienes el dedo gordo teñido de azul, sí, eso es matemático, aunque los calcetines sean del color que sean siempre, al llegar a casa los calcetines mojados te han teñido los dedos de azul y para quitarlo hay que frotar y frotarrr. Es como la pelusa del ombligo, que aunque te vistas con un traje de plástico, por la noche tu ombligo habrá generado una misteriosa pelusa de algodón (que generalmente también suele ser de tonos azulados).
Lo dicho, que me enrollo de mala manera, que mis nuevas zapatillas son una chuladaaa, alaaa, para que te chincheesssss.
Besotes mil
P.D.: Por cierto, me encantan las visitas que tiene mi blog, aparte de otras direcciones conocidas, me ha encantado la visita de Ernst & Young, creo que una consultora. Qué glamour, por favorrr
6 comentarios
Rafa -
Amaya -
Manué -
Y lo de la consultora es por que están experimentando nuevas formas de captar clientes; no te sorprendas que un día de éstos se dirijan a ti para venderte zapatillas que no destiñen. Lo se.
Maggie Wang Kenobi -
Bueno, y ya sabías que tenías visitas ilustres desde muchos sitios ¿o no? :-)))
ace76 -
Yo tengo ganas de comprarme unas, pero no acabo de terminar un diseño o unos colores que me convenzan...
Anauel -
Besos