Mi primera tortilla, de Feber
Anoche lo intenté, no sé por qué, pero me dio la venada e intenté hacer una tortilla de patatas, mi primera tortilla de patatas. Sí, en tres décadas que llevo en este raro mundo nunca había intentado preparar un manjar de semejante naturaleza.
Cogí "las patatas del abuelo" (el nombre comercial de unas patatas que venden en El corte inglés a precio de oro, como casi todo, vamos, que en dichos almacenes no son "los ocho días de oro" sino los 365), las pelé, las corté de forma rara e irregular y las freí en aceite de oliva hasta que estuvieron algo doradas, no mucho, que no era plan de que aquello fuese una tortilla Crunchy.
Y después batí tres huevos, creo que con esto me quedé corto, porque cuando eché el huevo sobre el preparado de patata y cebolla no llegaba a cubrir todo el conjunto y tuve que apretar con la espumadera para que la patata no sobresaliera del huevo. Cogí una sartén igual que la que estaba utilizando y la embadurne en aceite mientras un lado de mi creación cuajaba con el propano-calorcito.
Entonces llegó el momento mágico, apreté ambas sartenes y giré sobre el fregadero, por si acaso se iba todo a hacer puñetas, pero no, la cosa se dio la vuelta más o menos bien.
Y, oye, que sabía buena, que me la comí entera porque claro, no iba a guardar un trozo porque a mi el mundo recalentado como que no me va. Me supo muy buena aunque la próxima vez espero acordarme de la cebolla a tiempo y no echarla en el último momento. Ay cebolla cruda, cruda cebolla.
Ay, mi primera tortilla, preludio de muchas más, cada una más perfecta, jejeje...
Besotes mil
5 comentarios
esti -
Es el principio de una nueva era!!!
ace76 -
Joserra -
mce79 -
Y no siempre salen buenas. Deberías probar la del aeropuerto. En una palabra: ¡puaj!
ace76 -
Eso sí, creo que la norma es una patata, un huevo, una persona.