Peluches en el País del Velcro
"Al oso le habían amputado un brazo, se lo habían cortado sin ningún tipo de miramientos, sin pre aviso, sin anestesia. Su blando relleno iba saliendo poco a poco porque la cicatrización era larga y difícil.
Además, el ‘País del Velcro’ no era el mejor lugar para un oso de peluche. Cada paso se hacía difícil, pesado, pero el pequeño animal era consciente de que tenía que avanzar. Pero costaba: zas... zas... zas.... un paso, una odisea.
Y el relleno seguía saliendo, poco a poco, el oso se apretaba el agujero con la otra mano pero muchas veces se cansaba, tenía que apartar la mano y su interior sentía el frío y la soledad del exterior.
Podría arreglarlo pero en su vida ya no había nadie que supiera coser.
Y el oso seguía: zas... zas... zas..."
4 comentarios
Anónimo -
esti -
MCE79 -
¿Y qué le pasó?
ace76 -