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Girando

Volando, volandoooo...

Volando, volandoooo... Como mola lo del avión. Molaría mucho más si el viajar en este medio de transporte no conllevara toda una ceremonia previa como la facturación y la hora de embarque. Me imagino a los autobuseros de la Continental Auto haciendo subirse a la gente al bus media hora antes de la salida del viaje.

Volé a Barcelona con Spanair, me salía el vuelo barato, creo que barato, porque, claro, esto del precio de los aviones es como la bolsa, unos días sube, otros baja,... no sé, es rarísimo, lo que sí es cierto es que en este medio de transporte si notas, por lo caro que es, que estás pagando los costes del mismo. Como los demás medios valen lo mismo siempre, creo.

Me hizo “gracia” una revista que tenían, se llamaba Spanorama o algo así, en plan juego de palabras facilón. En las últimas páginas daban una serie de consejos para afrontar el vuelo, sobre todo vuelos largos. El primer consejo era algo así:
-Procure pasar relajado su último día en casa
¡¡¡¿¿¿COMORLLL???!!! ¿su último día en casa? Pero qué clase de consejo tranquilizador es ese? ¿el último día en casa? ¿no volveré nunca?¿qué pasará?.

Y luego está lo del despegue. Un avión para volar sí, es como muy potentorro, lo hace muy bien pero lo que es para rodar por el asfalto mientras llega a la pista pues como que no, como que va torpón y a trompicones, bamboleándose, como si se mantuviera en un equilibrio perfecto con sus ruedecitas y sus pedazo alas, vamos, que parece que de un momento a otro se va a caer por un lado o por otro.

Y eso, a lo que iba, el despegue, joder, ese momento en el que se produce lo que los expertos en aviación llaman punto de no retorno (¿Es eso? No estoy seguro pero creo que sí), vamos, que el avión o despega o se la pega pero no puede hacer nada más en ese momento y en esta vida que despegar. Ya sabéis, una paradita, no sé si para cambiar motores o qué y de repente aquello coge una velocidad de la leche y se levanta, y nada más levantarse ya ves la cosas pequeñitas, como si en un momento cogiera una altura de agarrate y no te menees.

El vuelo, después, con normalidad. En mis cuatro vuelos literales de mi vida (Estambul, Barcelona, Ibiza, Barcelona) nunca se han registrado turbulencias importantes, sólo ligeritas, vamos, que no me asusto porque como no termino de ser consciente de que estoy en el aire y pienso que son “baches de la carretera”.

Y me estoy enrollando como las persianas, pero, a ver, ¿qué me decís del descenso? Yo, o soy muy sensible, o me da un vertiguillo cuando el avión se va pa abajo, a aterrizar, se entiende. El aterrizaje, ese momento en el que las ruedas del avión se pegan, yo creo que, literalmente, una ostia de impresión contra el suelo, vamos, que un reventón en estos casos transforma cualquier boeing en el pájaro loco picoteando contra el suelo.

Lo del cinturón, ¿Es para las turbulencias, no? Porque ya se puede estrellar el avión contra las torres gemelas que yo, como llevo el cinturón puesto... jijiji. Me encanta también lo de que está prohibido usar el chaleco salvavidas dentro del avión, joder, dejando muy claro que puede haber oportunidades de usarlo fuera. Como el dibujito ese del manual en el que hay dos o tres personas sentadas en el ala de un avión que flota en el mar mientras los otros se suben a las lanchas. Brrrrr, miedito...

Otro día hablo de los controles de seguridad, ala, porque con comprarte una colonia en el duty free tienes un puñal de cristal de puta madre.

Besotes mil

P.D. Qué cojones miedito, auténtico miedaco!!!

3 comentarios

e -

El cinturón es para que no se desparramen los cadáveres (Gila dixit).

ace76 -

Si te pilla una turbulencia grandes (pon que bajas diez o cien metros de golpe, en plan caida libre, y a Dios pongo por testigo que a veces pasa), como no tengas el cinturon puesto, el ostión que te pegas contra el techo del avión es de órdago. Es como bajar por la cuesta de la montaña rusa, que das un bote, pero a lo grande...

Yo siempre he tenido ganas de tener un accidente sólo por bajar del avión en tobogán hinchable... que, oh, sirven como lanchas salvavidas... ¿Pero se han usado alguna vez? Porque, que yo sepa, sobrevivir a un accidente aéreo es complicado. Y luego te caes en los Andes y tienes que alimentarte de cadáveres...

Maggie Wang -

jurjur, y eso que era Barna-Madrid, que si te tocan doce horas para ir de Amsterdam a Hong Kong ni te cuento a lo que te da tiempo a ver, investigar y tal en el avión