Ladrillos en el Vips y en las pantallas
Pues ya se nos ha ido, ala, dijo: hasta aquí hemos llegado, que yo me las piro. Pues eso, que descanse en paz, finalmente en el Vaticano, parece ser.
A mi y los míos la muerte del Papa nos pilló en el Vips cenando. Vips, esos locales que van de cómo que dan comida de más calidad pero en el fondo es comida rápida, bastante rápida y a veces bastante poca comida. Porque super Esti se pidió una pita y la verdad, parecía que se había pedido pan de pita porque tenía mucho pan y dentro, haciendo eco, una pequeña muestra de carne.
A saber qué carne era. Después llegó el Brownie de Ace, que más que Brownie era una tableta de chocolate a la taza de Pedro Mayo. ¿Conocéis ese chocolate? Papel blanco y tableta gorda, durísima, hiper dura, vamos, que no se podía cortar ni a tiros y al final, por estintercesión fue cambiado por un esponjoso brownie.
Después fuimos al Estar café ese y, no sé, me dio una amnesia temporal que me impidió acordarme de que me había cenado una tarta tres chocolates en el establecimiento del señor Arango y como quien no quiere la cosa me pedí una copa de helado Estar con tres sabores diferentes. Joer. Una breve visita a la fiesta cumpleañera de Manuel fue el preludio al irme a casita, ver un poco los restos de los especiales papales y ala, a mimir, que no es gerundio pero es un infinitivo maravilloso.
El domingo bastante relajado también, salvo por la tarde, cuando las risas brotaron a miles viendo The Ring II, en el cine no, sino en la charleta-destrucción posterior en el que destruimos la película: una película mala, mala, mala. La primera me divirtió, realmente pierde con un segundo visionado pero tiene una historia planteada, desarrollada y resuelta.
Pero esta segunda parte se pasa los primeros 45 minutos con una sucesión de secuencias de las de dar sustitos ( a mi no me asustaba ninguna, a la chica que estaba a mi lado le asustaba el aleteo de una mosca ) pero sin ningún tipo de historia planteada de por medio, no sé, algo absurdo y bastante aburrido. Después, en la segunda mitad plantea una mini historia, la desarrolla mal a toda prisa y ala, se acaba saltándose todo tipo de normas establecidas en el pacto de lectura de la película. Vamos, es lo típico que lo ves y te preguntas: ¿y por qué así sí se puede librar del enemigo?¿por qué no hace eso desde el principio? ¿por qué plantean eso ahora y no se planteó en la primera película? No sé, algo bastante malo con lo que, parece, se quiere institucionalizar a Samara como un personaje malo de terror como en su día fue Freddie Krueger o Jason, malotes de películas de terror.
Además, se nota que el director, guionista o quien sea tenía en mente tres o cuatro escenas estéticamente chulas y tenía que meterlas a toda costa en una película y se dice: por qué no en esta, pues venga, las meto. Voy a meter esos ciervos por ordenador que diseñó mi sobrino. Ah, pero si en la primera película el animal era un caballo, bah, da igual, que esta es la segunda y yo pongo ciervos, porque yo lo valgo.
En pocas palabras, ¡que no la veáis!, caca, caca, caca, eso no se toca.
Y el finde terminó en el aeropuerto, recogiendo a mis primos que venían de viaje de novios (de novios porque son novios, no porque se hayan casado) de la lejana China. Más monos, me han regalado un osito de peluche y una bolas chinas (no seáis malos, sabéis a qué bolas me refiero).
Besotes milll con las pilas cargadas.
A mi y los míos la muerte del Papa nos pilló en el Vips cenando. Vips, esos locales que van de cómo que dan comida de más calidad pero en el fondo es comida rápida, bastante rápida y a veces bastante poca comida. Porque super Esti se pidió una pita y la verdad, parecía que se había pedido pan de pita porque tenía mucho pan y dentro, haciendo eco, una pequeña muestra de carne.
A saber qué carne era. Después llegó el Brownie de Ace, que más que Brownie era una tableta de chocolate a la taza de Pedro Mayo. ¿Conocéis ese chocolate? Papel blanco y tableta gorda, durísima, hiper dura, vamos, que no se podía cortar ni a tiros y al final, por estintercesión fue cambiado por un esponjoso brownie.
Después fuimos al Estar café ese y, no sé, me dio una amnesia temporal que me impidió acordarme de que me había cenado una tarta tres chocolates en el establecimiento del señor Arango y como quien no quiere la cosa me pedí una copa de helado Estar con tres sabores diferentes. Joer. Una breve visita a la fiesta cumpleañera de Manuel fue el preludio al irme a casita, ver un poco los restos de los especiales papales y ala, a mimir, que no es gerundio pero es un infinitivo maravilloso.
El domingo bastante relajado también, salvo por la tarde, cuando las risas brotaron a miles viendo The Ring II, en el cine no, sino en la charleta-destrucción posterior en el que destruimos la película: una película mala, mala, mala. La primera me divirtió, realmente pierde con un segundo visionado pero tiene una historia planteada, desarrollada y resuelta.
Pero esta segunda parte se pasa los primeros 45 minutos con una sucesión de secuencias de las de dar sustitos ( a mi no me asustaba ninguna, a la chica que estaba a mi lado le asustaba el aleteo de una mosca ) pero sin ningún tipo de historia planteada de por medio, no sé, algo absurdo y bastante aburrido. Después, en la segunda mitad plantea una mini historia, la desarrolla mal a toda prisa y ala, se acaba saltándose todo tipo de normas establecidas en el pacto de lectura de la película. Vamos, es lo típico que lo ves y te preguntas: ¿y por qué así sí se puede librar del enemigo?¿por qué no hace eso desde el principio? ¿por qué plantean eso ahora y no se planteó en la primera película? No sé, algo bastante malo con lo que, parece, se quiere institucionalizar a Samara como un personaje malo de terror como en su día fue Freddie Krueger o Jason, malotes de películas de terror.
Además, se nota que el director, guionista o quien sea tenía en mente tres o cuatro escenas estéticamente chulas y tenía que meterlas a toda costa en una película y se dice: por qué no en esta, pues venga, las meto. Voy a meter esos ciervos por ordenador que diseñó mi sobrino. Ah, pero si en la primera película el animal era un caballo, bah, da igual, que esta es la segunda y yo pongo ciervos, porque yo lo valgo.
En pocas palabras, ¡que no la veáis!, caca, caca, caca, eso no se toca.
Y el finde terminó en el aeropuerto, recogiendo a mis primos que venían de viaje de novios (de novios porque son novios, no porque se hayan casado) de la lejana China. Más monos, me han regalado un osito de peluche y una bolas chinas (no seáis malos, sabéis a qué bolas me refiero).
Besotes milll con las pilas cargadas.
7 comentarios
ace76 -
Pero, entonces, toda la historia del pozo pierde su sentido, ya que eso era cosa de Samara...
A mí me gustaba la Samara de la primera película, esa niña internada en el Manicomio y que no puede evitar que a su alrededor pasen cosas malas... Daba pena y miedo a la vez.
mce79 -
Joserra -
mce79 -
De hecho, te planteo una cuestion inicial: Es Samara realmente el monstruo, o es sólo una victima más del mismo espíritu que posee a Eidán? Piensalo!
Er Manué -
Joserra -
ace76 -
Y hablando de los ciervos, ¿no te da la impresión de que los miraban como si fueran peores que los Velociraptors de "Parque Jurásico"?