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El pollo vuelve al gimnasio

El pollo vuelve al gimnasio

He vuelto al gimnasio, sí, porque llevaba varias semanas sin ir, no sé, lo había ido dejando pero ahora he vuelto a intentar bajar un poco la barriga. Nada, hijos, ni método Montignac ni nada por el estilo, todo lo que se parezca a hacer una dieta no consigue engancharme, no puedo fidelizar un comportamiento que se caracterice por una alimentación sana y equilibrada.

Jeje, "alimentación sana y equilibrada", es una de las frases más manidas en el mundo de la alimentación, junto a lo de "comer cinco piezas de fruta" (nunca he podido con la expresión "pieza" referida a la fruta, es horterísima). Pero no lo consigo. Llevo dos días comiendo pechuga de pollo, ¿por qué? Porque me compré una bandeja de las susodichas en las que venían dos y claro, o congelas o te las comes deprisa.

Ya se sabe que el pollo dura menos que un programa en mi santa casa y que cuando su carne se pasa el frigorífico huele a basura. Sí, el olor del pollo pasado debería estar patentado como "Olor oficial de la Basura".

En mi retorno al gimnasio he optado por la modalidad maruja, que consiste básicamente en calzarse las mallas y utilizar la cinta de correr como cinta de andar. Subirse encima, poner una velocidad media y caminar deprisa, como si te fuera la vida en ello o te cerraran el supermercado para compras no vitales.

¿Servirá para algo el andar y no correr en la cinta? Pues no lo sé pero hace un efecto placebo de la leche, te sientes como si realmente hubieras hecho ejercicio y ala, te sientes amortizado tú como cuerpo y tu bolsillo por lo abonado en el gimnasio.

Os iré contando mi evolución. Pienso pedir una tabla de ejercicios pero... .aummmm.... no sé.... todavía es pronto.

Besotes mil

2 comentarios

Joserra -

¿Mancuernas? suena interesante, jeje... hombres sudorosos?, puaj, que asco, jejeje...

ace76 -

Venga, sin miedo! A por la tabla de ejercicios ya! A descubir esa zona llena de mancuernas y hombres sudorosos!