La amante de Diógenes
Antes de nada, lo reconozco, esta ciudad me ha vuelto un tanto cascarrabias pero hay cosas con las que no puedo. Vamos, la cosa es que me disponía a salir por las portezuelas magnéticas de salida del metro, osea, como lo de los tornos pero lo de salir. Y una casi anciana iba delante a paso burra. Y preciso, no a paso burra porque no pudiera ir más deprisa sino porque le daba la gana, que lo se yo, o así lo creo.
Y sí, tamborileé en la chapa. Esta frase que suena a título de película de culto significa literalmente lo que pone, que mis deditos hicieron un pequeño tamborileo en la chapa de las portezuelas de salida. Y la señora, ni corta ni perezosa se para en medio de la portezuela con lo que casi me la como (eso hubiera querido ella). Y dice: sin prisa, sin prisa...
Y yo pregunto: ¿qué cuenta más?¿qué es lo válido? Su no prisa en su viaje a no se sabe donde o mi sí prisa porque perdía el autobús. Para mi mi sí prisa así que balbucee algún tipo de despotrique y ella insistía en su afán pedagógico: sin prisas, sin prisas... a lo que yo respondí: sí, sí... Y ella repetía: sí, sí,...
Lo sé, quizá no me haya planteado que la señora no estaba precisamente en sus cabales, creo que así era, pero en ese momento me puse un poco de mala hostia. Y no era la típica abuelita bolita, abuelita abrazable tierna y sonriente, no, más bien era la típica señora gruñona amante de Diógenes. Y yo... oh,... dios mio.... IGUALMENTE GRUÑÓN!!!!!!!, y mi habitación, con basura que se acumula por momentos!!!!! Me espera lo mismo????? Espero que no.
Qué terror. Pero... qué coño, que yo tenía prisa... ¿o no?
Besotes mil
3 comentarios
Joserra -
ace76 -
Joserra -