Posterus plegabilus
¿No sabéis que comprar cuando váis al kiosko?
¿os aburren las colecciones de fascículos que llenan el invierno de ilusiones a plazos?
Pues nada, la solución la tenéis estos días en vuestro kiosko favorito porque el otro día vi una revista que me dejó anodadado, patidifuso, en el sitio, y era la revista Benedictus XVI (estaba dudando si se escribe así en su forma latina pero el word no le coloca una ruffles roja debajo así que debe estar bien. Increíble!!!, el word subraya la palabra word, ah, vale, sólo si la pones en minúscula, qué prepotentes).
Bueno, la cosa que me dejó anodadado es que la fanática revista regalaba, para sus fanáticos compradores, un poster del abuelo papa, sí, señores, un poster de Benedicto para poner en tu habitación. Vamos, eso tiene que cargarse el Fen Shui o como se diga eso en mil pedazos. Pero no es eso lo bueno, sino la forma en la que se anunciaba el regalo:
¡¡¡¡GRAN POSTER PLEGABLE!!!!
Ni que decir tiene que me descojoné de la risa allí mismo, ¡poster plegable!. Una de dos (aunque me decanto por la segunda):
-O el poster se crea, cual puzzle, al plegarlo y hacerlo pequeñito
-O sus editores asumen que los compradores serán tan tan admiradores de Benedicto que una vez desplegado nunca lo volverán a plegar, pero que, oye, si les da el punto ateo pues hasta lo pueden plegar y todo porque para algo es plegable.
Además, no sé porque, me ha venido a la mente que este poster debe ser como una tienda de campaña Quechua de esas, vamos, que lo sueltas en el aire y el mismo se despliega y se pega contra la pared, sin celo, chinchetas ni blu tag de ese que te deja el gotéele chorreando aceite (que conste que escribo gotéele como quiere el señor Gates).
Pues eso, gran poster plegable, no te quedes sin él.
BSTS Mil
¿os aburren las colecciones de fascículos que llenan el invierno de ilusiones a plazos?
Pues nada, la solución la tenéis estos días en vuestro kiosko favorito porque el otro día vi una revista que me dejó anodadado, patidifuso, en el sitio, y era la revista Benedictus XVI (estaba dudando si se escribe así en su forma latina pero el word no le coloca una ruffles roja debajo así que debe estar bien. Increíble!!!, el word subraya la palabra word, ah, vale, sólo si la pones en minúscula, qué prepotentes).
Bueno, la cosa que me dejó anodadado es que la fanática revista regalaba, para sus fanáticos compradores, un poster del abuelo papa, sí, señores, un poster de Benedicto para poner en tu habitación. Vamos, eso tiene que cargarse el Fen Shui o como se diga eso en mil pedazos. Pero no es eso lo bueno, sino la forma en la que se anunciaba el regalo:
¡¡¡¡GRAN POSTER PLEGABLE!!!!
Ni que decir tiene que me descojoné de la risa allí mismo, ¡poster plegable!. Una de dos (aunque me decanto por la segunda):
-O el poster se crea, cual puzzle, al plegarlo y hacerlo pequeñito
-O sus editores asumen que los compradores serán tan tan admiradores de Benedicto que una vez desplegado nunca lo volverán a plegar, pero que, oye, si les da el punto ateo pues hasta lo pueden plegar y todo porque para algo es plegable.
Además, no sé porque, me ha venido a la mente que este poster debe ser como una tienda de campaña Quechua de esas, vamos, que lo sueltas en el aire y el mismo se despliega y se pega contra la pared, sin celo, chinchetas ni blu tag de ese que te deja el gotéele chorreando aceite (que conste que escribo gotéele como quiere el señor Gates).
Pues eso, gran poster plegable, no te quedes sin él.
BSTS Mil
3 comentarios
Juan -
Joserra -
ace76 -
Y has escrito "gotéele", es decir, "échele gotas usted", del verbo "gotear", jajajaja