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Zinemaldia al día

Zinemaldia al día

Este fin de semana estuve en San Sebastián. Me gusta ver cómo la ciudad se transforma en torno al cine y comercios y calles se llena de carteles de películas y motivos relacionados con el séptimo arte. Es mi segundo año en el festival, bueno, dos días y medio que bien aprovechados dan mucho de sí, la verdad.

Y vi cinco películas. Empezaré por Casual Day, una película que me sorprendió gratamente. Reconozco que cuando me dispongo a ver una película española lo hago con recelo porque cuando se trata de una comedia siempre se corre el riesgo de caer en la españolada más absurda o en el cine de autor más "sesudo"=aburrido.

Pero ni una cosa ni la otra, me pareció una película muy serena, con interpretaciones muy comedidas acordes a lo que se contaba, con personajes muy reales, muy identificables en muchos de nosotros, con situaciones en las que muchos pudimos sentirnos reflejados, y eso se agradece.

Cuando una película pretende ser realista se agradece que efectivamente lo sea y en este caso se cumplió, porque la comedia y las risas surgían del propio patetismo de las situaciones que se contemplaban y no de situaciones patochas y artificiosamente creadas.

Avertencia: voy a hablar de las películas destripándolas sin piedad.

El sábado por la mañana comenzaron mis visionados en el Kursaal (ese pabellón compuesto de dos cubos chulos por fuera y estándares por dentro) con la película "La maison" (¿Se escribe así? No me importa demasiado).

Un truño de película de esas que presentan a personajes "guays", personajes súper intelectuales que no hablan como en la vida real, no se ríen ni sonríen, no hablan con frases largas, no cagan ni mean y parece que siempre están sufriendo enormemente, nunca ven telebasura ni en secreto y se pasan el día escuchando música intelectualoide. Sufren mucho pero eso sí, son súper pijos y tiene súper casas, eso siempre. Y cuenta una historia ñoña, que no da de sí, sólo valdría como para cortometraje universitario.

En pocas palabras y lenguaje claro: cuenta la historia de dos hermanas que quieren / no quieren vender su casa de la infancia, y un señor divorciado (Sergi López) quiere comprarla pero al final se lía con una de las hermanas e intenta infructuosamente quedarse con la casa de su nueva chica en la subasta en la que se vende para salvar los recuerdos de infancia de su instantáneamente nueva amada.

Mi segunda película del festival fue "Buda explotó por vergüenza", la otra película que me gustó de las cinco que vi este fin de semana. Es una de esas películas que te muestran cómo se vive en países como Afganistán. Mucha pobreza e ideologías radicales con los talibanes haciendo de las suyas por ahí y explotando figuras grandotas de Buda porque sí, porque son tontos.

Es de estas películas de cámara al hombro y actores no profesionales, vamos, de esos que coges por la calle y les das un par de frases y queda entre natural y cutre. La protagonista es una deliciosa niña que muestra un carácter fuerte frente al universo machista en el que se desenvuelve.

La pequeña quiere ir al colegio y no duda ni un instante en ir al mercado a vender huevos para conseguir el dinero con el que comprarse un cuaderno. Sí, toda la escena da mucha pena, muchísima, y sí, si os lo estáis preguntando la respuesta es sí: parte de los huevos se le caen y se le rompen porque alguien le empuja y ahí es cuando la pena se vuelve mora mora, pena mora y dan ganas de llorar a borbotones pero claro, te reprimes, ¿por qué? No sé.

En su camino por las colinas afganas la pequeña se encuentra con unos niños hijos de puta que le torturan simulando su lapidación. Por supuesto lo primero que hacen es romperle el cuaderno que tanto esfuerzo le había costado conseguir, lo que ya te deja media cabeza llena de lágrimas peleando por salir de tu cuerpo.

Pero la niña ni corta ni perezosa lucha contra las torturas de los pequeños diablos y se libra de ellos. Vamos, que la película me gustó aunque claro, te crea dudas, no sabes dónde acaba la interpretación de la niña y donde empieza sus sentimientos reales.

En una escena en la que la protagonista logra ir al "colegio" de niñas una de las compañeras le aplasta entre su pupitre y el de al lado y la pequeña se echa a llorar. Espero que la hija de puta de la directora no hiciera llorar a la niña de verdad, aunque claro, tampoco me veo a la pequeña actriz intentando aplicar el método Stanislavsky para conseguir unas lagrimillas.

El domingo fue un día infructuoso en lo que a cine se refiere. La primera película de la mañana fue "La vida interior de Martín Frost", dirigida por el escritor Paul Auster, del que, en un alarde de sinceridad por mi parte, no he leído nada. La película me pareció un capricho del escritor, en plan, "me apetece hacer una peli y la voy a hacer, ala".

En resumen: un escritor se refugia en un casoplón de unos amigos para poder escribir. Por la mañana se despierta con Irene Jacob a su lado que interpreta a una especie de musa de carne y hueso que se le aparece porque sí. El caso es que se lían pero va la guapa mujer y se muere cuando él termina de escribir el relato. Claro, el truco es quemar las páginas del relato y va la chica y resucita.

A mitad de película conocemos a un fontanero que escribe malos relatos de ciencia ficción. Como he dicho antes refiriéndome a otra película, en ésta los personajes son guays, les sobra la pasta y, para que quede claro cómo son, el fontanero es todo lo contrario, un paleto que escribe basura y es muy inculto.

Y para que quede más claro que es malo malo malo podemos comprobar que su musa es una chica cutre con aires de drogadicta, que se transforma por arte de magia cuando la chica se muda con el escritor prestigioso, con el Martín Frost.

Pero claro, la chica que interpreta a la musa cutre es la hija de Paul Auster, y como la hija de Auster es cantante pues así, sin más, sin venir a cuento el fontanero dice (no con estas palabras pero se entiende): oye, además canta de puta madre, mira niña, demuéstraselo. Y la niña Auster se pone a cantar, muy bien, eso sí ,pero sin venir a cuento, en plan "Papa, quiero cantaarrrrrrr en tu peli, ala, por faaaaaaaaa, y más adelante dirigiré como la Sofía, la Coppola".

El último film que vimos fue "Reclama tu cerebro, Free Brainer". Una película basura para protestar contra la telebasura. Sí, una paradoja en sí misma.

Resumen: un productor de televisión, que lleva una mala vida perra con cocaína a montones y haciendo realitys es atropellado por una chica cuyo abuelo (único familiar que le quedaba tras la muerte de sus padres) se suicidó por las informaciones vertidas en un programa de investigación hecho por el susodicho productor.

Tras el choque, el productor cambia de ideas y decide, junto a la chica, cambiar los medidores de audiencia de toda Alemania para cambiar las audiencias de los programas y que triunfen los culturetas y no los "basura". Forman un grupo en el que hay gente de todo tipo, en resumen, freakis, que dan mucho juego de cara a que la gente los tome como "ídolos", en plan: ay, a mí me encanta el segurata paranoico, ay, pues yo me quedo con el musulmán, pues yo con el mormón...

Al final de la película consiguen cambiar la ideología de todo el país por el cambio de los programas, la gente empieza a ver programas culturales y a pasar más tiempo disfrutando de la lectura y de la vida en la calle (en plan bien, vida en la calle en plan bien, no en plan puta). ¿Y el productor? Pues todo lo bueno que le pueda pasar: se lía con la chica que ya no es vengativa, deja la droga y, ah, por cierto, en la última cuarta parte de la película nos enteramos de que no sabe nadar, pero la chica le enseña y acaba nadando y todo. Todos felices. Sí, pretendían hacer una película satírica pero les ha quedado mal, es una auténtica porquería.

Pero, como ya avanzaba Ace, lo más sorprendente de todo es que el filme se llevó la mayor ovación por parte del público del Kursaal 1 de las cinco películas que vi. Yo sin palabras, no aplaudí y no fue porque me pesara la mochila.

Dios mío, menudo tocho me ha quedado. Leerlo a trozos que si no es infumable, como casi todas las películas.

Besotes mil

P.D.: Por cierto, me enamoré (unidireccionalmente, como siempre) del conserje del María Cristina, sí, el hotel lujoso pero rancio de San Sebastián, pero eso es otra historieta para otra ocasionceta.

4 comentarios

finnegan -

un poco largo sí que te ha quedao el post. sólo un comment sobre tu frase "Por cierto, me enamoré (unidireccionalmente, como siempre) del conserje del María Cristina [...]": si dejó pasar de largo a un tío como tú, una de dos, o ese conserje no está por la labor o tiene muy mal gusto. besos majo!

mce79 -

Ya, pero entonces, cargarse los budas es comparable a cargarse estatuas o no? :-P

El mejor festival sigue siendo el de Pamplona.

Diego -

Nada nada, la de Paul Auster y "Free Rainer" suenan demasiado bien para la MIERDA que son...

Y bueno, a mi me pareció que "Buda... " se llevó´una mayor ovación que "Free Rainer", aunque no sé, como en la primera si aplaudí yo me sonaría diferente. Por que cuando acabó "Free Rainer" no me podía creer lo que estaba viendo. Lo único que se me ocurre es que a lo mejor por ser una crítica a ese medio malvado y vulgar que es la televisión, esa gente tan culta y tan independiente del Festival aplaudieran y silbaran emocionados a la basura esa...pffff. Es que no me cabe en la cabeza, vamos.

ace76 -

Hombre, tanto como enamorar no diría yo, no? Jajajaja. Teníamos que habernos hecho los superguays y haber hablado con el chaval, jajajaja

Por lo demás, estoy de acuerdo con casi todo. Los personajes de "La maison" no me parecieron tan pijos, ni los diálogos tan literarios (si casi no hablaban!). Lo de "Free Rainer" no tiene ni pies ni cabeza, supongo que a la gente le parecería una peli superguay en plan "guau, una peli con acción y chistes en el Festival, que moderno, que alternativo, y además, con mensaje"