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Que se nos va

Que se nos va Aquí estoy, a la una y media de la mañana en el trabajo, sí, me ha tocado turno de noche de doce a ocho por la muerte del Papa. A estas horas no sé cuándo se va a morir pero si se muere tengo que llamar a todo quisqui y cambiar casi todo así que, no por nada, pero esperemos que aguante un poco. Ya veremos lo que el futuro nos depara.

Y la verdad, esta tarde lo he estado pensando. Ahora que el Papa se supone que sigue consciente en estos últimos momentos tiene que estar algo acojonado, no sé. Pensando en que quizá no haya nada después de la muerte. Pero claro, hay que pensarlo así: si no hay nada después de la muerte nunca nos enteraríamos de que no hay nada después de la muerte. Y para pensar razonadamente y con cierta sensación real qué se sentiría sólo hay que pensar donde estábamos, por ejemplo, diez años antes de nacer. El mundo existía pero nosotros no.

Pero si después de la muerte no hay nada (ni yo ni nadie lo sabe) pero por lo menos hubiera un minuto para ser consciente de que no hay nada el Papa debería pensar: joderrrrr, menos mal que estos no se van a enterar (estos por los que nos quedamos, claro).

Y hay otro detalle que se me ha quedado. Dentro de toda la parafernalia-ceremonia que se produce en la muerte del Papa hay un momento que me ha resultado muy curioso: cuando el Papa muera y los médicos lo certifiquen luego lo tienen que certificar los cardenales. Y le toca al cardenal camarlengo Martínez Somalo (que es riojanito de pro como el menda lerenda). Y ¿cómo lo hace? Pues nada más y nada menos que: coge un martillo de plata y le da tres golpecitos en la frente y le pregunta: ¿estás muerto? Y si no contesta pues el Somalo dice: sí, ha muerto.

Sin palabras.

Besotes mil

2 comentarios

Anauel -

Bueno, pos ya se nos fué...

GuiLLe -

... Es extraño esto de cambiar de papa..

Eso por ahora (Visítame)